Miroslav Tychý. Mendigar la belleza.
Añicos de belleza sustraídos del ámbito divino, antes de que en su fugacidad se desvanezcan. Esquirlas de erotismo, en grises mal revelados. Con técnicas de desecho una visión de soslayo al corazón, con su soledad intacta. Enmarcadas en cartón pintarrajeado.
Expulsado del paraíso, otea desde la distancia inalcanzable a sus ángeles de mármol o hielo. Mujeres de carne onírica, tras los setos, al borde de la nada. Con la mirada borrosa de los psiquiátricos y las cárceles, con que el estado comunista impulsó su carrera, brota esta poética del desahucio, del deseo estéril y enajenado. Voyeur de la vida, leve testimonio de los cuerpos, manual de ausencias.
EC
No hay comentarios:
Publicar un comentario