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domingo, 15 de septiembre de 2013

Espacios Escénicos (III)


Mujica Laínez .  Escenografías marchitas.


Acabó la época en que las aparatosas lámparas de araña multiplicaban en los espejos su barroquismo. La casa está clausurada. 

En el recibidor pende, como la bandera del naufragio, el gran tapiz descolorido y deshilachado, que retrata La adoración de los Reyes, tejido según cartón de Rubens (1), que vino a adornar el testero después de tantas vicisitudes históricas. Abajo un busto roto, desnarigado  y perdida una oreja y la mitad de su sonrisa, posiblemente, de la que fue dueña de la casa, nos da  la funesta bienvenida.

La escalera de caracol, expoliado su mármol,  se asoma a la espesa penumbra de un mausoleo, de  muebles amortajados, donde el carrillón del reloj hace mucho no marca ninguna hora. 

En los salones cuadros patinosos y oscuros, algún paisaje  se adivina de Prilidiano Pueyrredón (2) en otros ya manchados por la humedad no se distingue nada. Las huellas en el papel de la pared,  delata que allí hubo algunos  otros. Los que entraron en el lote del anticuario o el chamarilero.    Cruje el suelo, tapizado con los desconchones del techo,  por él se esparcen algún marco dorado carcomido, un violín destripado, algún quinqué sin tubo, discos de pizarra rotos, añicos de jarrones de Sévres, flores secas… Los cortinajes pesados y tiñosos guardan sombría  esta ruina.

En su biblioteca, las polillas apenas han dejado los tejuelos de los libros. Si alguien abriera alguno de sus tomos en piel, (El de “Pablo y Virginia” de Saint-Pierre, impreso por Alzine en Perpiñan en 1816,  pongamos por caso (3) ) las palabras se desmoronarían como polvo. Quedan sobre su escritorio, dos frasquitos de tinta seca, legajos polvorientos. Y en un cajón el retrato de una mujer joven, de expresión alegre, las monturas rotas de unas gafas y  algunas monedas de cobre fuera de curso.

En el dormitorio, bajo un crucifijo, el colchón hundido, el de un lecho que debió ser adoselado, enseña sus entrañas de plumas, cobijo de ratones. Tras la puerta los jirones de un vestido lila y un estrambótico sombrero con plumas de avestruz (4). Dos maletas de cuero cuarteadas, con pegatinas de hoteles distantes. Un tocador cojo de una pata y con su luna quebrada. Una polvera seca, tarritos de perfume que dejaron su fragancia en el pasado…

La cocina como el baño fueron  devastados en busca del plomo de sus tubos y cañerías, algún cubo de zinc desfondado, una sartén sin rabo, botellas vacías.
La mansión , se fue quedando tan muda como el panteón familiar, solo en verano se escuchan los vencejos que anidan en su piso de arriba. Hasta la esbelta palmera que se erguía en su jardín fue talada (5).

1   -      Del cuento La Adoración de los Reyes en Misteriosa Buenos Aires
2   -      Del cuento El pintor de San Isidro en Aquí Vivieron
3   -      En “Memorias de Pablo y Virginia” también cuento de Misteriosa Buenos Aires
4   -      Del Cuento El Coleccionista de Aquí Vivieron
5   -      De la novela “La Casa”


Así mismo, aparecen objetos descabalados de la novela Los Ídolos y otros tantos cuentos de Manuel Mujica Laínez , dispersos ya por mi memoria. 

EC




Naturalezas Muertas. Bodegones de La Recoleta 3, 7 y 11. Buenos Aires. 2013. EC