Información de Teatro Inactual y artes residuales

lunes, 22 de diciembre de 2014

Crujir de tablas y otras músicas escénicas (IV)

La última noche de Agustín Lara


Arráncame la vida
Con un último beso de amor
Arráncala toma mi corazón …


El estruendo apagó la voz. La botella se hizo añicos en su cara,  los cristales la abrieron con un estrépito de sillas y gritos.  Las teclas del piano se llenaron de huellas de sangre.  Una mujer llamada Estrella hendió aquella turbia noche  hasta su memoria.

Yo conocí el amor, es muy hermoso,
pero en mi fue fugaz, y traicionero,
volvió canalla lo que fue glorioso,
pero fue un gran amor, y fue el primero …


Le quedó el hábito de acariciarse la cicatriz que cruzaba su desgarbado perfil, desde el lóbulo a la comisura de los labios.  Pese a llegar a escanciar la vida en días de vino y rosas, sus discos giraban en espaciosas mansiones, entre licor, lencería y diamantes,  en cada canción fugaz asomaban los filos dolorosos de su pasado. Este escueto dandy  arrabalero,  nunca pudo  quitarse el sabor  del maquillaje barato, del tugurio oscuro, de la pasión  traicionera y canalla…

Amor por ti bebí mi propio llanto
amor fuiste mi cruz, mi religión
Es justa la revancha y entretanto
sigamos engañando al corazón


Su triste mirada vagando insomne por el techo , apenas alumbrada por los farolitos del recuerdo,  desesperadamente carnales.   Un rosario que engarza  nombres de mujer donde solo se musitan  los misterios dolorosos.

Vende caro tu amor aventurera
da el precio del dolor a tu pasado
Y aquel que de tu boca la miel quiera
que pague con brillantes su pecado.


Un mes de noviembre cerró su piano definitivamente,  un cigarrillo seguiría expandiendo  el humo por su historia.  Su agotada sombra cruzo hacia la rotonda de hombres ilustres mexicanos,  dos  de  sus versos le sirven de epitafio. Él, como la pecadora del evangelio, como las que habían cruzado su corazón y sus frágiles boleros,  había amado mucho. La noche había acabado para Agustín Lara.

Pobres manos
alas quebradas



EC 2000








domingo, 29 de junio de 2014

Espacios Escénicos (V)

Vanessa Winship , el color de la polvareda.


Las utopías socialistas dejaron un paisaje apocalíptico, horizonte desolado donde los sueños se batieron en retirada.  Ocultando esta aridez se colocó el decorado de la sociedad del bienestar, un trampantojo del que vemos la falsedad apenas nos acercamos.
De los añicos de la antigua Unión Soviética a un desvaído sueño americano, las dos caras de una moneda mohosa.  Lo económico como vía muerta.


Trenes descarrilados, puentes que nunca unieron nada, búnkeres abandonados, distintas geografías con la misma tierra agotada, exhausta. Escolares de pobres uniformes, retratos frágiles, raíces aferradas a la vida en una geología inhóspita.  

Vanessa Winship cruzó las fronteras en el momento en que se desmoronaban, quedando en sus fotografías el color de la polvareda.

EC




miércoles, 19 de febrero de 2014

Teatro en el Gulag (III)


Al Presidente del consejo de comisarios del Pueblo de la URSS
Viatcheslav Mikhailovitch Molotov



He aquí mi confesión, corta como lo es un segundo antes de morir. Nunca he sido un espía. 

Ha parecido al gobierno el castigo que por mis faltas se me había reservado no era suficiente para mi (el cierre de mi teatro, la dispersión del colectivo) y que debía sufrir otro castigo, el que los órganos NKVD me infligen ahora. Esto quiere decir que es necesario que sea así. 

Y mi yo se divide en dos personas. La primera se pone a buscar los “crímenes” de la segunda , y cuando no los encuentra, se pone a inventarlos. 

El Juez de instrucción se ha mostrado como una ayuda experimentada en este asunto, y nos hemos puesto a inventar mis crímenes juntos, en estrecha colaboración. El juez de instrucción repetía sin cesar y amenazando:  “si no escribes , te golpearemos de nuevo, y no dejaremos intactas más que la cabeza y tu mano derecha, y dejaremos el resto como un despojo de cuerpo informe, sangriento, deshecho” 

Me golpeaban, a mi, un viejo enfermo de sesenta años, me tumbaban sobre el suelo, cabeza abajo, con un tubo de caucho anudado, me golpeaban la planta de los pies y la espalda , cuando me hacían sentar en una silla , me golpeaban las piernas con el mismo objeto (desde arriba con gran fuerza) , y las partes situadas entre las rodillas y la parte superior de las piernas. 

Los días siguientes, como en estas partes de las piernas se había producido una abundante hemorragia interna, me golpeaban sobre los hematomas rojos-azules-amarillos, con este caucho y el dolor era tal que me parecía que en los sitios doloridos y sensibles de las piernas me vertían agua hirviendo. 

Gritaba y lloraba de dolor. Me golpeaban en la espalda con el caucho, me golpeaban en la cara con mucha fuerza. 

Me retracto de estas declaraciones obtenidas golpeándome y os suplico, a usted jefe del Gobierno, que me salve, deme la libertad. Amo mi patria, y estoy dispuesto a consagrarle todas las fuerzas de los últimos años de mi vida.



Vsevelod Meyerhold




sábado, 15 de febrero de 2014

Teatro en el Gulag (II)



Los perros guardianes


"Hay que exprimir al máximo al prisionero durante los tres primeros meses, luego ya no sirve para nada"
Naftali Frenkel. Director de la sección económica  de los Campos de reeducación sovieticos


Tamara Grigorevna Tsulukidze,  arrestada en 1937 justo con su marido, el director Aleksandr Ajmateli , condenada a cinco años de pena, estuvo dieciocho deportada en los campos.  Ajmateli  fue fusilado poco después de su detención. Ella trabajó durante varios años en la tala de bosques y en las canteras antes de pasar  a formar parte del teatro del campo del coronel Knazh-Pogost, en la república de Komi , en el que dirigió un teatro de marionetas. Actuaba en los Campos para los niños nacidos como consecuencia de las violaciones de los guardianes.


“Niños delgaduchos, sombríos, temerosos, con las cabecitas rapadas. Abrían desmesuradamente los ojos sin decir una palabra. En el estrecho pasillo del barracón obligaron a medio centenar de niños a sentarse ante el telón del teatro. Comenzamos. No reaccionaron a la aparición del gato Petrushka. Un silencio absoluto. Pero cuando el perro Drushuk apareció ante el telón y ladró, se asustaron. Las primeras filas rompieron a llorar, las demás tras ellas. Salí ante el telón para mostrarles que sólo era un títere. No sirvió de nada, continuaban llorando. Los niños criados en  el campo de trabajo nunca habían visto un gato, ni un gallo, ni una vaca, y el perro les traía el recuerdo de los perros de los guardianes.”

Recuerdos de Tamara Tsulukidze


                         La prisionera Tamara Tsulukidze actuando en el Campo de Komi

miércoles, 12 de febrero de 2014

Teatro en el Gulag (I)


Divertir al verdugo


¿Que es lo que uno siente cuando actúa en el escenario para sus verdugos? 
Al fin y al cabo , el país entero tocaba y bailaba para Stalin.
Lazar Sherishevski


En las primeras filas estaban sentados los directores de los campos de trabajo y los oficiales de la guardia, acompañados de sus esposas: uniformes, botas pulidas , vestidos de noche. Detrás de ellos se sentaba la intendencia, los ingenieros, los guardianes y chóferes. ..
Después de la actuación, los actores se quitaban los trajes de príncipes, damas y húsares de opereta y se ponían sus chaquetas grises y sus gorros de orejeras. En la oscuridad de la helada noche polar, una escolta armada los acompañaba hasta la alambrada del campo . Los artistas recuperaban su papel en la vida real: el de prisioneros.
Una ambición de muchos directores de campos de trabajo era tener su propio teatro. Para la administración de los campos, el teatro era, junto con el vodka, la única diversión. En ellos reinaba la propaganda. Se cantaba La canción del caudillo, se declamaba una palabra al camarada Stalin, se celebran los aniversarios de la revolución. Los espectáculos ” enseñaban la vigilancia revolucionaria y el odio ardiente al enemigo” En uno de ellos la heroína “encuentra  en sí la fuerza y el coraje de descubrir un enemigo en su amado”  El coronel Barabanov solía decir a los actores, reclutados en los campos: “Deberíais olvidar que detrás del escenario hay un guardián con una kalashnikov. Sólo el trabajo. Sólo el arte…”


Por esas fechas , en el campo de Kolymá tenían lugar las ejecuciones  masivas de los prisioneros en el Marco de la Gran Purga, que se cobraron la vida de unos 12.000 reclusos. 



Representación de La Atracción Terrestre, en el campo de trabajo de Solovki


El teatro significaba la salvación de los artistas, porque el trabajo escénico los liberaba de la tala de bosques, con la nieve hasta la cintura, del trabajo en las minas o de la descarga de vagones en el frío, trabajo que provocaban  que las personas no acostumbradas a tan duras condiciones, sensibles y de poca resistencia psíquica, fueran las primeras en morir.   

Pero no todos tuvieron la misma suerte. El director del teatro Mali de Moscú, Serguéi Amaglobeli, murió en el Gulag.  El actor Boris Aleksandrov no sobrevivió a una condena de ocho años. Lesh Kurbas, director ucraniano y reformador del teatro fue fusilado en Solovki. El escenógrafo Boris Erbstein y el pianista Vsevolod se quitaron la vida en ese campo. Meyerhold y el director georgiano Ajmateli fueron fusilados. El dramaturgo  tártaro Fatki Burnash, el director Veniamin Zuskin, el actor Zubkov Shustruiski , el director karim Tinchurin, la cantante Ada Milikovskaia, los dramaturgos Victor savin, serguéi Tretiakov, Fiódor Chesnokov y miles de artistas del escenario murieron en la Gulag.


Victor Kuzin. Martirolog. Teatralnaïa Zhizn (La vida teatral)

domingo, 2 de febrero de 2014

Historia particular de la infamia


Pobre Don Ramón convertida tu obra en cartón piedra, cambiaron tu bufanda por corbata estatal por triplicado, Hoy tus bastonazos son política incorrecta, por más que sigamos en el país de los cabrones de la Academia, aclamados por los ventrílocuos de consignas, propagadores de conciencia mediática, taxidermistas culturales y demás camaleónica ralea.

Hoy escupen desde los despachos convertidos en escenario, tus parlamentos. A porcentaje de subvención menos veintiún por ciento de IVA. Ellos no son carlistones, no, que son fervientes utópicos de la Gulag y la checa, propietarios tras la bandería, que echan mierda y se quejan del hedor. ¿Creación teatral?  No nos pongamos estupendos. Toda su esperanza está en los premios Juan Palomo, y en acabar de pagar la segunda hipoteca. Esa que les cura del estrés en el mar o la sierra.


No les costó olvidar aquello de “por sus obras los conoceréis”, si se les recuerda, anteponen aquello otro de “es que tengo que vivir”. Ya les contestó el Marqués de Argenson, hace mucho tiempo: “No hay ninguna necesidad de ello”


Pasquín del Lic. Rebolera




sábado, 25 de enero de 2014

Espacios Escénicos (IV)

Arnold Böcklin. El  cruce del Leteo


Las aguas son oscuras, silenciosas.  La barca parece no moverse.  Ninguna señal desvela el horizonte, apenas si alumbra la antorcha que porta su proa. Pero los remos se hunden turbios, abriendo ondas en su cauce. Es el único sonido en esta noche cerrada y sin límites.
Se diría que el tiempo no transcurre,  o que acaso su única medida  sean  los olvidos, que  cada vez más, nos van alejando de las costas de la vida.
Lo que recuerdo del lugar de partida es cada vez más brumoso, apenas si retengo mi nombre,  Arnold, Arnold… me repito como un eco…   No guardo memoria de enfermedad o  las azarosas heridas que me embarcaron en esta lúgubre travesía. Solo puedo evocar  una ventana que daba a unas ruinas o quizás fuera pintor y ese un paisaje que yo pintara obsesivamente.  Lo único que quedó indeleble fueron las lágrimas que resbalaban ardientes, cuando cerré los ojos de mi hija… ¡María! …  Bajo esta corriente , a veces se me aparece su rostro, aunque fugaz se disuelve en espuma, antes que  logre distinguirla claramente…
Las sombras se han ido espesando, la ceguera  no me deja distinguir ya, las manos colocadas sobre mi pecho. Antes de que se desmoronen las palabras y su sentido, quiero decir que, sin embargo, no me abandona la esperanza. ¿Para qué si no esta barca? ¿Para qué esa antorcha si no es para no perdernos?

EC