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sábado, 15 de febrero de 2014

Teatro en el Gulag (II)



Los perros guardianes


"Hay que exprimir al máximo al prisionero durante los tres primeros meses, luego ya no sirve para nada"
Naftali Frenkel. Director de la sección económica  de los Campos de reeducación sovieticos


Tamara Grigorevna Tsulukidze,  arrestada en 1937 justo con su marido, el director Aleksandr Ajmateli , condenada a cinco años de pena, estuvo dieciocho deportada en los campos.  Ajmateli  fue fusilado poco después de su detención. Ella trabajó durante varios años en la tala de bosques y en las canteras antes de pasar  a formar parte del teatro del campo del coronel Knazh-Pogost, en la república de Komi , en el que dirigió un teatro de marionetas. Actuaba en los Campos para los niños nacidos como consecuencia de las violaciones de los guardianes.


“Niños delgaduchos, sombríos, temerosos, con las cabecitas rapadas. Abrían desmesuradamente los ojos sin decir una palabra. En el estrecho pasillo del barracón obligaron a medio centenar de niños a sentarse ante el telón del teatro. Comenzamos. No reaccionaron a la aparición del gato Petrushka. Un silencio absoluto. Pero cuando el perro Drushuk apareció ante el telón y ladró, se asustaron. Las primeras filas rompieron a llorar, las demás tras ellas. Salí ante el telón para mostrarles que sólo era un títere. No sirvió de nada, continuaban llorando. Los niños criados en  el campo de trabajo nunca habían visto un gato, ni un gallo, ni una vaca, y el perro les traía el recuerdo de los perros de los guardianes.”

Recuerdos de Tamara Tsulukidze


                         La prisionera Tamara Tsulukidze actuando en el Campo de Komi

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