Nada tan airoso ni tan delicadamente poético como el gesto del artista que, inesperadamente y en pleno éxito, renuncia a la lucha, Nadie podría prever aún a donde llegaría “¿Por qué se fue?”-nos preguntamos.- Y el misterio de las existencias inconcluidas embalsama su nombre.
Eduardo Zamacois. Desde mi butaca
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