MANUAL DEL PERFECTO AUTOR DRAMÁTICO
Para evitar á los autores noveles los inconvenientes de indisponerse con los intérpretes de sus primeras producciones, he redactado un manual del perfecto autor que les podrá ser muy útil. Los autores viejos, (teniendo en cuenta las relaciones establecidas entre ellos y sus intérpretes, y los éxitos que ya les han proporcionado) pueden tratarles como gusten, pero de ningún modo los incipientes; y estoy seguro de que me agradecerán los consejos que voy. á darles.
I
Ninguno se permitirá escribir una pieza sin comunicar antes el pensamiento á cada uno de los artistas que han de desempeñarla.
Para esto le es forzoso al autor visitar á sus futuros intérpretes á la hora escogida por ellos. Si el actor estuviese ocupado en cualquiera de los menesteres de la casa, por ejemplo, en llenar botellas de vino ó en dar el biberón á un recién nacido, el autor debe apresurarse á ayudarle en estas delicadas operaciones.
II
Es inutil advertir que cada uno de los actores de la pieza nueva ha de desempeñar el mejor papel.
III
Cuando comiencen los ensayos, el autor se cuidará de poner uno ó varios coches á disposición de sus intérpretes.
IV
Si á pesar de esta precaución llegasen tarde á los ensayos, el autor se cuidará de preguntarles si les ha ocurrido algún contratiempo; si ha obedecido su retraso á una indisposición, ó á la indisposición de algún miembro de su familia; si han pasado una mala noche ó han experimentado alguna contrariedad.
V
Si el actor contesta irónicamente que llega tarde porque no tiene costumbre de ir temprano, el autor le pedirá mil perdones.
VI
Mientras dure el ensayo, el autor permanecerá en último término, sombrero en mano... Escuchará con humildad respetuosa las observaciones que se dignen hacerle.
Dará por terminado el ensayo en cuanto observe que los artistas manifiestan deseas de dar un paseíto ó de ir á jugar una partida de billar.
Se .ofrecerá para hacerles la partida á las señores cómicos, y procurará perderla.
VII
Como es indudable que el tiempo empleado por los artistas en les ensayos de una obra, es tiempo perdido para sus negocios personales, el autor deberá encargarse de sus operaciones de Bolsa, administrar sus propiedades, etc.
Llevará al día la correspondencia de las actrices y el libro de la lavandera de aquellas cuya educación primaria haya sido descuidada.
VIII
El autor no hablará nunca á los intérpretes sino en tercera persona.
¿El señor quiere hacerme el .obsequio de decir con más brío la escena de amor?
¿Tendrá la señorita la bondad de sucumbir sin mucha resistencia en el momento de la seducción?
IX
El autor halagará las necias manías de las actrices; se informará de la salud de su perro; usará el perfume que á ellas más agrade, y se interesará par su señora madre.
X
Si la actriz está casada, ofrecerá cigarros al marido, le colmará de distinciones, mandándole butacas para los estrenos, ensalzando su inteligencia, riendo sus chistes, dejándose tutear por él, cumpliendo sus encargos y calmándole en sus disputas matrimoniales.
XI
Si en un momento de mal humor el cómico se descara con el autor diciéndole una insolencia, el autor deberá achacar aquello á una exacerbación nerviosa, y quedar agradecido al cómico, que sacrifica su temperamento interesándose por el papel que le repartieron; por este motivo debe dar calurosamente las gracias al actor al terminar el ensayo.
XII
Si la obra fracasa, el autor cargará con todas las responsabilidades.
Pero SI OBTIENE “un éxito” el autor en las dedicatorias que pondrá al libro, atribuirá todo él mérito á sus intérpretes y confesará muy claro que sin ellos, su obra ni hubiera sido escuchada por el público.
He aquí de qué manera puede lograr que los artistas le crean casi soportable.
Un Monsieur de l’orchestre
(Arnold Mortier)