La segunda representación de esta obra la recordaremos siempre con indignación y con vergüenza. Un público a quien no sabríamos calificar, compuesto, al parecer de gente culta y distinguida, profanó el teatro de Apolo con ocurrencias de burdel y vociferaciones y alaridos de plaza de toros.
No se respetó nada ni a nadie. Apenas empezada la representación, artistas y autores fuimos arrollados por una ola de estúpida y salvaje grosería, que en vano trataron de contener, con aplausos dignos de gratitud, muchos espectadores ofendidos, como nosotros, por el insólito atropello. Sin querer se nos vino a las mientes la cerdosa aventura que le aconteció a Don Quijote.
Como única, protesta decidimos inmediatamente retirar la obra del cartel, ya que no pudimos en tales momentos cortar el tristísimo e ignominioso espectáculo bajando el telón y devolviéndoles a aquellos energúmenos las monedas con que creían haber comprado el derecho de insultarnos a todos.
LOS AUTORES.
No se respetó nada ni a nadie. Apenas empezada la representación, artistas y autores fuimos arrollados por una ola de estúpida y salvaje grosería, que en vano trataron de contener, con aplausos dignos de gratitud, muchos espectadores ofendidos, como nosotros, por el insólito atropello. Sin querer se nos vino a las mientes la cerdosa aventura que le aconteció a Don Quijote.
Como única, protesta decidimos inmediatamente retirar la obra del cartel, ya que no pudimos en tales momentos cortar el tristísimo e ignominioso espectáculo bajando el telón y devolviéndoles a aquellos energúmenos las monedas con que creían haber comprado el derecho de insultarnos a todos.
LOS AUTORES.
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